Desde encontrar infinitas perspectivas de la Casa de la Ópera a perderse entre los rascacielos o escalar el gran Sydney Harbour Bridge (el puente de la bahía), la ciudad más grande de Australia está llena de lugares que visitar y conocer.
La historia de mi viaje a Sídney
Tuve el privilegio de descubrir Australia por primera vez acogido por una extraordinaria familia a través de un intercambio organizado por mi colegio. Diecinueve adolescentes españoles nos embarcábamos a la que muy posiblemente iba a ser una de las grandes aventuras de nuestras vidas. A cada uno de nosotros se nos había asignado una familia australiana con un estudiante de edad similar. Allí, además de descubrir aquella ciudad y cultura tan diferente a la nuestra, experimentaríamos la rutina diaria de nuestro pen-pal, quien posteriormente correspondería con una visita a España.
El intercambio inmediatamente se transformó en una nube de felicidad en todos los sentidos. De aquellas tres inolvidables semanas me llevo nuevas amistades, innumerables experiencias asombrosas y el sueño de visitar Australia más que cumplido. De hecho, mentiría si no admitiese que pasé el resto de mi verano añorando todo lo vivido.
Antes de comenzar la exposición de mis visitas turísticas en Sídney, quisiera agradecer a la familia O'Newell por hacer de la experiencia algo único e inigualable, y por ser la mejor familia de acogida que jamás hubiera podido desear.
En este artículo procederé a contar todo aquello que pude ver y hacer durante las tres semanas, tanto con mi familia de acogida como a través de las excursiones organizadas por mi colegio español.
Índice
18/07: Llegada, jardín botánico, paseo por la Ópera y alrededores, ferry y paseo por la playa de Manley
19/07: Newtown, barrio de mi pen-pal
20/07: Autobús turístico por la ciudad, catedral, torre Sydney Eye Tower, barrio de Barangaroo, Sydney Park
21/07: Museo Nacional de Australia
22/07: Visita a las Montañas Azules (artículo completo próximamente)
23/07: Centro de la ciudad, zoo Wildlife, ferry por la bahía, Circular Quay (zona de la Ópera)
25/07: Surf en Bondi Beach,
26/07: Visita a Universidad de Sídney, Universidad Tecnológica, Chinatown, Haymarket
27/07: Visita al interior de la Ópera
28/07: Parque de atracciones Luna Park, con amigos
29/07: Escalada del Puente de la Bahía de Sídney
30/07: Paseo marítimo entre las playas de Coogee y Bondi, centro de la ciudad
31/07: Fanzone del partido de la Copa del Mundo femenina
02/08: Zoológico de Taronga
03/08: Último paseo por Circular Quay y el jardín botánico
04/08: Cena Teppanyaki
05/08: Regreso a España
No figuran el día 24 de julio ni 1 de agosto porque no hicimos nada destacable, más que pasar un buen rato jugando al fútbol con amigos.
18/07/2023
A alrededor de las 08:00 pisaba Australia por primera vez, en aquella puntual búsqueda del coche en el aparcamiento del Aeropuerto Kingsford Smith de Sídney.
Tras unas agotadoras treinta y cinco horas de viaje contando con una inhumana escala en Hong Kong, lo único que deseaba era echar una buena cabezada. Ahora bien, tanto mi sentido común como el de Kai (mi pen-pal) y de Cher y Trevor (sus padres) me empujaron a adaptarme desde el principio al horario australiano, aguantando el día entero despierto. Decisión más que correcta, ya que no experimenté ningún tipo de síntoma de jet-lag ni aquel día ni los posteriores.
Así que, para hacer más ameno e interesante el día de llegada, no dudaron en enseñarme por primera vez el centro de la ciudad. A esta primera toma de contacto nos acompañó mi amigo y compañero español Tomás, junto a su pen-pal Toby y su madre Mitra.
Recuerdo como si fuese ayer cómo la sensación de náusea desaparecía totalmente al ver la Opera House por primera vez.
Primera foto de la Ópera
Además del paseo alrededor del edificio de la Ópera, momento en el que pudimos ver algunas perspectivas de lo más llamativas, nos llevaron al Jardín Botánico, desde donde obtuvimos el que muchos consideran ángulo más fotogénico de ésta.
Desde el Jardín Botánico
A continuación, tras una interesante incursión en los jardines, donde pudimos ver especies endémicas de flora australiana, ¡tocaba ferri!
El ferri, que atracaba en el suburbio de playa llamado Manley, nos permitió disfrutar de diferentes ángulos de la Ópera con la urbe financiera al fondo, así como de las muchas calas y penínsulas boscosas que están bañadas por esta incursión del océano Pacífico que forma la Bahía de Sídney.
Inevitable sacar fotos ante esta impresionante perspectiva, dominada por el puente de la Bahía de Sídney.
Mojando los pies en el Pacífico por primera vez en la playa de Manley
Aquel primer día ni nos podíamos imaginar que nos iba a hacer sol los veinte restantes, sin excepción. Una suerte maravillosa.
19/07/2023
¡Mi segundo día en Australia! Comenzaba la experiencia cotidiana con Kai, Cher y Trevor. Llega el primer día en el colegio y yo estaba expectante y lleno de curiosidad. Recuerdo que mi primera impresión del International Grammar School (IGS) fue que parecía un laberinto. La pequeña visita guiada por sus muchos edificios y aulas no contribuyó a aclarar las mentes de unos estudiantes acostumbrados a deambular por tres pasillos rectos en nuestro colegio en Madrid.
Todo el personal del IGS fue muy simpático y abierto. La primera clase que tuve fue italiano.
Tras la, quizá abrumadora, primera jornada en el colegio, llegó la hora de ir con Kai a pasear a sus perros por su curiosísimo barrio, Newtown.
Newtown es el primer lugar donde los colonos británicos se asentaron formalmente en Australia. La zona conserva un curiosísimo encanto que por momentos puede llegar a trasladarte a un set de Hollywood. Hoy, Newtown, con sus casas bajas multicolores y de apariencia ligeramente envejecida, es el área más cosmopolita de Sídney. Prueba de ello es la calle King Street, donde mires a donde mires encontrarás locales y restaurantes de todas partes del mundo.
Calle King Street en Newtown
20/07/2023
Hoy tocaba la primera excursión con mis compañeros de intercambio españoles. Se trataba de un autobús turístico por la ciudad.
El primer punto donde nos bajamos fue el área financiera de Barangaroo, donde pudimos dar un paseo frente a la sobrecogedora estampa de rascacielos de Sídney.
Barangaroo, popular distrito de Sídney donde se localiza el puerto deportivo y una variedad de atractivos turísticos. Al fondo destaca la torre Sydney Eye, a la que subiríamos algunas horas después.
La excursión empezaba de lujo. Barangaroo se convirtió inmediatamente en una de mis zonas preferidas de la ciudad.
Tras la exploración de Barangaroo, volvimos al autobús, que nos llevaría al barrio "The Rocks", famoso por su mercado y sus vistas a la Ópera.
Pasando por debajo del Puente de la Bahía antes de llegar a The Rocks.
La Ópera desde The Rocks
El siguiente punto de interés donde nos bajaríamos sería la Catedral de Santa María, situada en pleno corazón de la ciudad y rodeada por amplias plazas y fuentes.
Fachada de la catedral
La excursión concluiría con una hora admirando la ciudad y sus alrededores desde la torre Sydney Eye. Este rascacielos, que es el más alto de todo el hemisferio sur, ofrece una panorámica 360º de Sídney a 309 metros de altura.
Después de la visita a la torre y ya con la jornada escolar terminada, acompañé a Kai a pasear a los perros al Sydney Park al atardecer.
Anochece en Sydney Park
21/07/2023
Uno de los días más esperados de entre todas las jornadas escolares había llegado, el día internacional.
En esta celebración, los alumnos del centro debían organizar puestos en los que se exponía la cultura de países determinados. Todos los estudiantes españoles contribuimos al stand español. Otro de los platos fuertes de la actividad (y nunca mejor dicho) era el mercadillo en la azotea del colegio, donde se vendía comida de todas las naciones presentes en el festival.
Tras el festejo, en el que presenté un proyecto vinculado con el turismo y la cultura española, Kai y yo fuimos, acompañados por Cher y mis amigos Tomás y Toby, al Museo Nacional de Australia, donde, entre otros muchos aspectos, aprendimos sobre la cultura y el modo de vida aborigen.
Tras demasiados años de estigmatización a los indígenas, los cuales sufrieron todo tipo de miserias, abusos e injusticias desde la llegada de los ingleses en 1777, la cultura y voz aborigen está por fin ganando un lugar de relevancia en la sociedad australiana. Asimismo, hay miles de exposiciones por todo el país que tratan de instruir a la población en la vida de los primeros habitantes de la isla.
Todo tipo de reliquias aborígenes eran expuestas en el museo.
Soy un amante en concreto de la fauna australiana. Las salas dedicadas a la anatomía de especies autóctonas del continente me pareció fascinante. Destaca el ejemplar disecado del ya extinto tigre de Tasmania.
Mientras volvíamos del museo, camino a casa para probar una barbacoa iraní que Mitra había preparado, pasó una de esas pequeñas cosas por las que no puedes evitar emocionarte.
Australia siempre fue un destino prioritario en mi lista, desde que era muy pequeño, a eso de los cinco o seis años, tiempo por el que descubrí al que sería mi grupo musical favirito: Sheppard. Conocidos por canciones como Geronimo o Coming Home, fueron banda sonora de buena parte de mi infancia.
Diez años después, sigo escuchando música de Sheppard con mucha frecuencia, y me considero gran fan suyo (hasta me he podido comunicar con ellos por YouTube)
Por ello, el momento en que Cher iba conduciendo por Newtown y Coming Home, una de mis canciones favoritas de todos los tiempos, comenzó a sonar, fue algo que me llegó al alma. Estar en Australia escuchando a Sheppard fue, verdaderamente, un sueño hecho realidad.
22/07/2023
Primer sábado en Australia. Excursión al Parque Nacional de las Montañas Azules. En otro artículo se explica detalladamente la jornada, junto con una galería de fotografías del paradero. Accede a él
aquí.
Parque Nacional de las Montañas Azules
23/07/2023
Sexto día y primer domingo en Sídney. Hasta el momento, había disfrutado todas y cada una de las horas que pasé allí.
El plan era magnífico, ya que se trataba de una incursión al centro de la ciudad, seguido de un ferri panorámico que unía Barangaroo y Circular Quay (la zona de la ópera) Pero, sin duda, lo más destacable del día fue la visita al Wildlife Zoo, situado en este primer barrio y albergue únicamente de fauna australiana.
Ayuntamiento
Edificio de la Reina Victoria, situado frente al ayuntamiento
En el Wildlife Zoo de Sídney existe la posibilidad de ver especies australianas tan icónicas como koalas, canguros u ornitorrincos. De todo, destaco la experiencia de observar al diablo de Tasmania, cuyo carácter y agresividad hacen justicia a su nombre. Sin embargo, el momento más espectacular de toda la visita fue tener al casuario, ave más peligrosa del mundo y uno de mis dos animales favoritos, pegado al cristal, a un metro de distancia.
Para ver mi experiencia completa en el Wildlife Zoo, además de en el zoológico de Taronga,
pincha aquí.
¡Qué vista tan icónica! Una bandera australiana tras la estampa del koala, una de sus especies más famosas.
El casuario, a un metro de distancia.
Tras la visita al zoo y una nueva experiencia culinaria con mi introducción a la carne de canguro, nos montaríamos en el ferri panorámico, desde el que se obtienen unas de las mejores vistas de toda la ciudad.
¡Solomillo de canguro! Qué irónico, tras la visita al zoo...
Tras el espectacular recorrido, dimos un paseo por el mercado de The Rocks para después disfrutar de uno de los mejores atardeceres que haya visto...
The Rocks
Atardece en Circular Quay
Esta foca encontró su lugar bajo la Ópera
25/07/2023
La excursión que tocaba aquel martes era la más inusual de todas las planteadas, y, a la vez, puede que una de las más "typical Aussie". Íbamos a hacer surf en una de las playas más famosas entre los cazadores de "la ola", Bondi Beach.
Era mi primera vez surfeando, y he de decir que tanto yo como alguno de mis amigos estábamos un tanto nerviosos. En definitiva, fue una experiencia única y todo un descubrimiento.
Bondi Beach
La playa, famosa por sus olas perfectas para surfistas, vista desde la noria de Bondi. Qué fortuna la nuestra cuando, ya acostumbrados a hablar en español y que no se nos entienda, un compañero hiciese un comentario sobre el encargado de la noria, quien resultó ser hispanohablante.
Por la tarde, tocaba entrenamiento de fútbol, en el que demostré mi falta de dotes futbolísticas con creces, pese a haber anotado algún gol discreto y puntual.
26-07-2023
Aquel miércoles era el día para nuevamente adentrarse en la city de Sídney, visitando algunos de sus puntos más emblemáticos: Paddy's Market y la universidad. Para entonces, la vida en Australia ya me había conquistado lo suficiente como para tener la convicción de querer estudiar o vivir allí un tiempo. Es que Australia es el país del "no worries".
La Universidad de Sídney se encuentra en un antiguo edificio de impactantes dimensiones (y naturalmente similar a los que podemos encontrar en el Reino Unido)
Accediendo al patio de la Universidad de Sídney, en cuya cafetería no pudo faltar el mítico banana bread.
A continuación, continuamos con la excursión visitando el edificio de la Universidad Tecnológica.
No obstante, pese a lo interesante y, digamos, formativo, de la universidad, lo mejor de la excursión fue poder visitar Chinatown y Haymarket, el lugar más completo de todo Sídney para comprar souvenirs. Chinatown fue exactamente lo que me esperaba, un pequeño universo paralelo en el corazón de la ciudad, donde no faltaban las vitrinas de tiendas repletas de pato laqueado, o los puestos de bubble tea.
Qué rico comimos aquí. La comida asiática en Australia es absolutamente espectacular, gracias al gran número de inmigrantes que recibe el país, dotándolo de un tinte cosmopolita extraordinario. Probamos los ya universalizados fideos de arroz y los no menos globales dim sum. Eso sí, llamémoslo ingredientes, método o ambas, estaban espectaculares.
Xiaolongbao en Chinatown
Esa misma noche, mis horizontes gastronómicos se ampliaron un poco más, no sin alejarse de la vía oriental, ¡y es que tuve la oportunidad de probar el ramen japonés! Estaba absolutamente impresionante, de los mejores platos que he podido tomar en mis viajes. Culminamos la cena con un helado de nueces de macadamia, otro de los orgullos australianos por excelencia.
27-07-2023
¡Nueva excursión con el colegio! Estas escapadas de día fueron de los mejores momentos vividos en el intercambio. Aquel jueves (soleado, para variar) tocaba visitar el interior del más icónico de todos los edificios de Australia y, fácilmente, uno de los más reconocibles del mundo: la Ópera de Sídney.
Desde el primer momento de viaje, sentí una fascinación por este edificio, tan espectacular a la par que atípico. Obra de un arquitecto danés, cuya relación con las autoridades municipales no estuvo exenta de discordias, es considerada una de las estructuras más monumentales jamás creadas por el hombre.
Si bien Jorn Utzon nunca pudo ver su obra terminada, nosotros sí tuvimos el placer de admirar cada detalle y cada una de sus perspectivas. No sabíamos si era más pecado guardar las cámaras que sacar fotos en todo momento, ante la sorpresa que nos aguardaba en el interior.

Jorn Utzon empleó de manera magistral un juego angular con los cristales de la fachada, para que reflejasen la estructura del Puente de la Bahía desde cualquier perspectiva.
28-07-2023
Una de las cosas que no esperaba hacer en Sídney, como persona que no disfruta demasiado de los parques de atracciones, era ir a uno. No obstante, las circunstancias se fueron dando, y las cosas acaban surgiendo.
Aquel día era el cumpleaños de mi amigo Nico, así que él y su penpal Scotty nos propusieron a Kai y a mí ir con ellos y con Tomás y Toby a Luna Park. Luna Park es una mezcla entre un parque de atracciones y una feria. Es muy pequeño y se encuentra en mitad de la bahía.
Como dijo mi admirado vlogger de viajes Drew Binsky, "los mejores momentos de la vida nacen de la improvisación". De aquella tarde de viernes con amigos me llevo algunas de las anécdotas más divertidas del intercambio. Ya sea gritando "por Ventura" a los cuatro vientos desde la noria, respondiéndonos unos a otros de vagón a vagón, o analizando fascinados el comportamiento de un Toby que, nada más terminar de vomitar después de una montaña rusa, se pide un perrito caliente con cebolla picada.
Había una atracción muy pero que muy curiosa, que confiaba en el balance de las fuerzas físicas para que pudieses flotar adherido a una pared en una cámara rotatoria. ¡Cómo gritábamos ahí dentro!
Cuando el parque estaba a punto de cerrar y ya estaba todo desierto, los coches de choque seguían abiertos. Todos nos abalanzamos hacia la cola, y repetimos seis veces, hasta que nos echaron. En una de ellas, entró un hombre de mediana edad, asiático, con una panza que casi no cabía en el coche. El pobre señor no sabía dónde se metía, ni entendía cuando Tomás dijo "a por el guiri". Éramos siete u ocho contra uno, y no circulábamos, sino que nos lanzábamos unos coches sobre otros para acorralarle, hasta el punto de que previsiblemente salió con un pelín de dolor de cuello. Pobre hombre..., cómo somos...
Entrada a Luna Park. Creepy...
El parque estaba relativamente tranquilo
Es por la noche cuando Luna Park se destapa como un lugar mágico.
Vistas del puente y la ópera desde la noria en la que nos gritábamos de barca a barca. Menuda noche.
29-07-2023
6:00 de la mañana. Sydney, Australia. Aquel día prometía ser memorable. Y lo fue.
Mi serie favorita es Modern Family, y cuando se me planteó la posibilidad de participar en el intercambio, no pude evitar recordar aquel gran episodio en el que la familia se fue a Australia de vacaciones. Lo que más me llamó la atención del capítulo fue ver a los Dunphy escalar el Sydney Harbour Bridge. Desde entonces, hacer el Sydney Bridgeclimb fue uno de los sueños de mi vida.
Me llevé tal alegría cuando los O'Newell me preguntaron si me apetecería...
Kai, Trevor y yo estaríamos dominando el skyline de la ciudad desde ese lugar al cual siempre deseé llegar. Fuimos con Nico, Scotty y su padre; y también nos acompañaron Susana y María, amigas españolas, con sus respectivas familias.
Cuando llegamos al local desde donde partía la expedición, no podía creer lo que veían mis ojos. Un televisor con imágenes de todas las celebridades y estrellas que habían subido a donde íbamos a escalar, entre las que se encontraba el elenco de Modern Family. Fue un momento muy sencillo, pero también muy emocionante.
Cuando todos hubimos rellenado la burocracia pertinente, nos condujeron a una sala pequeña donde nos mostraron un breve vídeo de seguridad. Recuerdo que la guía nos preguntó a todos los presentes de dónde veníamos, y eran todos australianos excepto nosotros. Nico, María y Susana dijeron de Madrid, pero a mí me salió del alma decir "La Coruña", suscitando la risa de Trevor.
Posteriormente, fuimos a un pequeño vestuario, donde nos dieron taquillas para depositar nuestras pertenencias, así como los monos que debíamos ponernos para el ascenso.
Lo más incómodo, claramente, fue tener que ponerse un complicado armatoste como arnés, que pesaba una tonelada y fue complicadillo de ajustar. Con él, antes de emprender la escalada, subimos a un simulacro de las escaleras para asegurarnos de que no teníamos ningún impedimento físico para la actividad. Y tras todo trámite, estábamos listos para subir.
Nuestra guía, que creo recordar se llamaba Ellie, nos ofreció pintura de cara aborigen, la cual aceptamos, y por eso salimos con manchas blancas en las fotos, que no pudimos hacer nosotros, ya que no se permite subir con móvil por motivos obvios, sino que la persona que nos guía por el puente porta su propia cámara.
La subida tenía tres etapas, de peldaños, plana y con "espalderas". Recuerdo que cuando llegamos al nivel superior y pude ver todo Sídney desde las alturas, habiendo cumplido uno de los sueños de mi niñez, fue muy emocionante. No recuerdo muy bien cuánto tiempo estuvimos en el puente, entre una y dos horas, pero fue lo suficiente como para disfrutar la que fue una de las mejores experiencias de toda mi vida.
Un momento absolutamente genial, no sólo por las vistas (que eran sobrecogedoras), sino por el valor personal y sentimental que tenía la escalada. Muchísimas gracias, Trevor y Cher, por haberlo organizado.
Al bajar del puente, tomé un buen fish n' chips antes de volver a casa. De cena, me llevaron a un restaurante de gastronomía aborigen situado en el mismísimo edificio de la Ópera, donde pude probar carnes tan insólitas como el cocodrilo, el emú o el wallaby, También, pedí un plato de barramundi, un pescado delicioso endémico de la zona.
Los Dunphy
Vistas de Circular Quay desde lo alto.
Aventureros preparándose para la subida
Cocodrilo, canguro y emú ahumados, con pan, hummus y quesos varios. Me sorprendió mucho que en todos los restaurantes australianos te sirven agua gratis, y sin que tengas que pedirla.
30-07-2023
Tras la maravillosa experiencia que fue coronar el Sydney Harbour Bridge del día anterior, el plan del día iba a ser un totalmente diferente. Aquel último domingo de intercambio cogimos un autobús hasta llegar al área costera de Coogee, para poder dar un paseo espectacular por los acantilados sobre el océano Pacífico.
El paseo marítimo que une Coogee y Bondi beach (donde habíamos hecho surf) tiene unos seis kilómetros de largo, y recorre calas rocosas, acantilados, playas. Las vistas que tuvimos la suerte de poder disfrutar durante aquella mañana fueron absolutamente sobrecogedoras. Una actividad imperdible que hacer allí.
Vista de Coogee, poco después de empezar el paseo. La verdad es que las vistas se hacen más impresionantes conforme se avanza en la travesía.
En esta pequeña cala paramos a tomar unos timtam que habíamos llevado. Los timtam son chocolatinas australianas deliciosas, similares a un huesitos pero mucho más ricas.
En estas charcas vimos un pequeño pez globo
Alturas vertiginosas...
En estas rocas, había un león marino descansando de la dura vida
Al fondo, nuestro destino: Bondi Beach
El camino presenta estructuras rocosas curiosísimas como estas
Bondi Beach
Tras la excursión, regresamos al centro de la ciudad. Concretamente, fuimos a Hyde Park y alrededores. Me encanta la zona financiera de Sídney. Se siente tan ordenada y tranquila...
Este es uno de los edificios del IGS. Pasamos por delante para ir a jugar al fútbol con Nico, Tomás, Scotty y Toby. Había unos veinteañeros contra los que jugamos (que tampoco eran mucho mejores que nosotros, y es que el nivel de soccer en Australia es muy bajo, aunque tampoco es que los españoles fuésemos unos prodigios) Recuerdo que se nos acercó una de las muchas personas sin hogar que viven bajo el puente que había cerca del campo y nos preguntó si le dejábamos jugar. Las mochilas especialmente vigiladas desde entonces...
Cher y Trevor, mis padres australianos, me preguntaron cuáles eran mis mayores inquietudes culinarias para el intercambio. Además de todo aquello típico australiano, también me hacía mucha ilusión probar comida asiática, como ese pho. Tuve el privilegio de probar, además de vietnamita, gastronomía tailandesa, sushi, malaya, ramen y china.
31-07-2023
Lunes normal de colegio, salvo por la pequeña excursión que hicimos con el colegio y nuestros penpal nuevamente a Chinatown. Tuvimos tiempo para comprar souvenirs, MUCHOS souvenirs. Haymarket es el mejor lugar para comprar recuerdos (algo de lo que soy un obseso) y a muy buen precio.
Una miniatura de la Sydney Eye Tower que compré en la propia torre me costó lo mismo que ocho artículos de Haymarket, de buena calidad.
Lo más increíble del día, sin embargo, fue lo que le sucedió a Tomás en los recreativos Gamezone. ¡Ganó una Nintendo Switch! Nos dijo el encargado que sólo tres personas la habían ganado en todo Australia, algo que sucede una de cada dos millones de veces.
Después de la excursión, Nico, Scotty, Tomás, Toby, Susana y yo fuimos a la fanzone de la FIFA, y es que el Mundial femenino se estaba jugando en Australia. En directo, el España-Japón, partido en que perdimos 0-4. Teníamos delante a una española con la que estuvimos hablando, pero que decidió irse al tercer gol en contra. Qué irónico que acabásemos levantando el trofeo después del todo... nuestras campeonas...
Sídney, bajo los tintes naranjas del atardecer, de camino a la fanzone.
Viendo el partido, tras el cual nos quedamos un rato con los minijuegos de balón que había.
Para volver a casa, teníamos que coger un autobús, y llevar a Toby de guía no era la más inteligente de las decisiones. Hubo un punto en que los españoles conocíamos la ruta mejor que él... una comedia.
Al llegar a casa, Cher y Trevor nos prepararon hamburguesas al estilo australiano, con bacon, piña y remolacha. ¡Llamativo! También probamos algunos de los snacks dulces (o barbaridades, para alguno) australianos por excelencia: fairybread y las chocolatinas caramello koala.
02-08-2024
Última excursión con el colegio, la que era uno de los platos fuertes de toda la planificación del intercambio: el zoo de Taronga.
Para llegar, tuvimos que coger dos autobuses, con uno de los cuales cruzaríamos el Sydney Harbour Bridge por debajo. Tardamos casi una hora en llegar. Está bastante lejos, sí, pero merece la pena.
El zoo es muy grande y está muy bien cuidado. Al principio, estuvimos todos juntos viendo la fauna característica australiana (canguros, emúes, diablos de Tasmania...) pero lo mejor, como suele pasar, fue cuando nos dejaron tiempo libre.
Entrada al zoo
El demonio de Tasmania
Vistas de todo Sídney desde el espectáculo de aves.
El pelícano, que tenía un pico que vibraba como una bolsa. Nuestro profesor español acompañante le puso el nombre de Amparo.
El equidna es, junto con el ornitorrinco, el único mamífero ovíparo que existe.
Canguros
Un casuario, esta vez, a mayor distancia que en el Wildlife zoo.
Sin embargo, lo que más me ilusionaba del zoo era poder ver al que era, junto con el casuario, mi animal favorito desde muy pequeño: el quokka.
El quokka es un marsupial de tamaño similar a un gato que habita en la isla de Rottnest, cerca de Perth (Australia occidental) Parece una especie de ardilla, pero con cola de rata, y es mundialmente conocido por su complexión facial, ya que parece que está siempre sonriendo, lo que le valió para recibir el título de "animal más feliz del mundo".
Ver al quokka fue muy especial para mí, y estuvimos un rato observando.
Quokka
Por la tarde, tocaba pachanga de fútbol con Kai, Nico, Scotty, Toby, Tomás y Jacob, un amigo de los australianos.
03-08-2024
Día de colegio, y última visita a Circular Quay y al jardín botánico. La verdad es que a última hora de la tarde, la Ópera se ve absolutamente espectacular.
Circular Quay es uno de mis lugares favoritos del mundo.
Última visita a la Ópera de Sídney
Tras la despedida de Circular Quay, fuimos a cenar a un restaurante de sushi con un raíl por el que van pasando pequeñas tapas de nigiri, maki y todo tipo de platos japoneses. Fue, sin duda, una de las mejores comidas que probé en todo el intercambio.
No sé lo que llevaba esto, pero me alucinó
04-08-2023: Último día completo
Último día completo que pasamos en Australia. Es aquí cuando la tristeza comenzó a apoderarse de la experiencia, por la enorme pena que me daba irme. Sin embargo, no permití que distorsionase un solo segundo del momento. Disfruté cada minuto y cada segundo del último día, al igual que había hecho las jornadas anteriores.
Adiós, IGS. Increíble experiencia.
La última cena tuvo que ser memorable. Nico, Tomás, María y yo fuimos con nuestras respectivas familias a un local Teppanyaki. El teppanyaki es el nombre asociado al espectáculo ofrecido por un chef japonés mientras cocina frente a todos los comensales, haciendo trucos con fuego y juegos varios. Nos lanzó boles de arroz por los aires que teníamos que atrapar, o trozos de pescado. Fue muy, pero que muy divertido, aunque al principio, algo inquietante...

Fuimos todos a nuestra casa a pasar la última sobremesa con esta tarta Pavlova. Deliciosa.
Última noche de la mejor experiencia de mi vida.
04-08-2023
Aquel 4 de agosto terminaba la aventura australiana por la que había estado suspirando casi un año. Uno de mis incentivos, de hecho, a la hora de elegir mi colegio cuatro años antes, fue este intercambio.
Con la maleta ya hecha, bien apretada, salimos a desayunar una última tostada de aguacate a un restaurante. Eso sí, las de casa estaban mejor. Cher es una de las mejores cocineras que he conocido, y todo lo que se comía en casa era absolutamente delicioso.
La despedida en el aeropuerto fue muy emocionante. No faltaron las lágrimas ni las fotos, pese a la premisa de que nos volveríamos a ver en Madrid al cabo de dos meses. Hoy, sigo recordando ese momento con el corazón en un puño, como una de las situaciones más emotivas que he vivido. Estando en la fila de facturación seguíamos despidiéndonos de nuestras familias, hasta el último momento. Fue cuando llegamos al control de seguridad que dejábamos esta experiencia, muy a nuestro pesar, atrás. Sin embargo, en mi caso, yo la sigo teniendo muy presente. Me es muy difícil ver las fotos sin echarme alguna risa, ni pensar en lo especial de tantos momentos, de unas tres semanas en las que las preocupaciones se evadieron, y lo único que importaba era disfrutar al máximo.
Muy en el fondo, la verdad, lo echo de menos, y me ha dejado con un anhelo perpetuo de regresar a Australia, preferiblemente con amigos, y reencontrarme con todas estas personas tan increíbles, para revivirlo todo bien y regodearnos en nuestros recuerdos.
Australia siempre tendrá un lugar en mi corazón. Allí tengo una segunda familia y amigos que jamás olvidaré, y con los que espero mantener el contacto para siempre.
La vida da muchas vueltas, y qué feliz sería si muy pronto tengo la oportunidad de volver a la que espero sea, por un tiempo, mi nuevo hogar.
Gracias, Australia, y a todos los que hicisteis de mi experiencia la mejor de mi vida.
No fueron pocos los souvenirs que traje de vuelta a España, no.
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