Varsovia: un día por la ciudad que RENACIÓ

 


Varsovia es la capital polaca y una ciudad que me encantó. Aquí comencé mi viaje de siete días por Polonia y el día que pasé conociéndola fue una magnífica introducción al país. 

Sinceramente, iba a Varsovia con las expectativas muy bajas, ya que el innegable brillo de las otras ciudades a las que iba a ir (Breslavia y Cracovia) siempre estuvo más presente en mi cabeza. Por eso, con el único fin de tener más tiempo en estas dos, decidí pasar un solo día en la capital. Sin embargo, considero que decir que salí "gratamente sorprendido" se queda cortísimo. Es una ciudad que me enamora, con una historia que te envuelve desde el primer minuto y una cantidad increíble de cosas que hacer. 

Varsovia es una ciudad que quedó totalmente destruida tras la Segunda Guerra Mundial. De hecho, menos de cien edificios sobrevivieron al conflicto. Por ello, se dice que el centro histórico de Varsovia es el menos antiguo del mundo.

A continuación, cómo fueron las ocho horas que aproveché al máximo en la maravillosa capital de Polonia.

1.- Paseo desde el hotel hasta el centro histórico

Mi hotel se situaba frente al increíble Palacio de la Cultura y la Ciencia, del que hablaré después, lo que significaba que hasta llegar a la zona vieja había un paseo de unos veinticinco minutos.

Cogí la calle Nowy Swiat, la principal de la ciudad, y me encontré edificios muy interesantes, como la Sociedad de Científicos Polacos, coronada por una estatua del astrónomo polaco Nicolás Copérnico, o la iglesia de la Santa Cruz, donde se encuentra el corazón del compositor varsoviano Frédéric Chopin.

Nowy Swiat


Sociedad de Científicos Polacos


Corazón de Chopin en la Iglesia de la Santa Cruz

2.- Plaza del Castillo

La Plaza del Castillo de Varsovia es, en mi opinión, el lugar más pintoresco de toda la ciudad. A un extremo, (como bien dice su nombre), se encuentra el Castillo de Varsovia, y, al otro, la entrada al casco antiguo puro, con una fila de casas de varios colores que me pareció muy cuca. En el centro, está la Columna de Segismundo, que sobrevivió a la Segunda Guerra Mundial.


Vista de la Plaza del Castillo


A la izquierda, la Columna de Segismundo, y, enfrente, la fila de casas principal.

Punto donde confluyen la Nowy Swiat y la Plaza del Castillo

3.- Callejeo por el casco antiguo, Catedral de Varsovia

El reconstruido casco antiguo de Varsovia me pareció muy bonito y acogedor, más sencillo que el de otras ciudades del centro del continente. La catedral no me pareció algo tan espectacular, pero aconsejo visitarla también.


Una calle del casco antiguo de Varsovia

Interior de la catedral

4.- La maravillosa Plaza del Mercado

La Plaza del Mercado es uno de mis lugares favoritos de Varsovia, por la armonía de las construcciones de este pequeño punto de encuentro para varsovianos y forasteros. En el centro de esta, está el emblema de la ciudad: la sirena.

La plaza.

La sirena en el centro del lugar.

¡Qué lujo poder ver la plaza vacía antes de que despierte la vida en la ciudad!

¡Una de mis fotos favoritas de Varsovia!

5.- Barbacana de Varsovia

La barbacana de Varsovia es una fortificación defensiva medieval situada en un claro verde del centro de la ciudad. Todas las perspectivas del fuerte son muy bonitas, pero, en concreto, la que muestro en la fotografía me parece especialmente fotogénica.



6.- Monumento al Levantamiento de Varsovia

Es un sobrecogedor conjunto de estatuas que conmemoran el episodio de la Segunda Guerra Mundial del Levantamiento de Varsovia. 



7.- Vuelta a la Plaza del Castillo: vistas desde la torre de la Iglesia de Santa Ana 

Obtener las vistas desde esta torre era una de las actividades que más ganas tenía de hacer en Varsovia. Sin duda, cubrió mis expectativas.

Majestuosas vistas de la plaza desde la torre de la Iglesia de Santa Ana.

Las vistas en la otra dirección. Verdaderamente alucinante cómo contrastan
los edificios imperiales en primer plano con los rascacielos del fondo.

9.- Monumento a los héroes del Gueto

El gueto de Varsovia fue el más grande de todos los establecidos. El monumento dedicado a los héroes del levantamiento del gueto, frente al museo de los judíos de Polonia, es una obra digna de admirar y un lugar para reflexionar.


10.- Museo POLIN de los judíos polacos

Este museo no estaba ni en mi esquema inicial de planificación del viaje. Qué error más imperdonable y garrafal habría sido no ir...

He tenido la oportunidad de ir a varios de los museos mejores del mundo, y no me esperaba de este más que una exposición muy interesante. 

Este gigantesco edificio alberga miles de metros cuadrados de historia de todos los judíos de Polonia, expuesta cuidando cada detalle, poniendo ímpetu en que cada sala sea totalmente distinta a la anterior. Fue una auténtica aventura, un lugar en el que podría pasar un día entero y el primer lugar que te recomendaría en Varsovia. El primero. Considero de corazón que este es uno de los mejores museos del mundo. 

Museo POLIN de los judíos de Polonia.

Esta es la única fotografía que saqué en el interior del museo. Me quedé tan embelesado con todas y cada una de las salas que no quería perder un segundo en sacar fotos. Es verdaderamente un lugar extraordinario.

11.- Entre rascacielos

El distrito financiero de Varsovia está repleto de altísimos rascacielos que te hacen sentirte como una hormiguita. Tuve una sensación similar (salvando las distancias, eso sí) a la que sentí en Manhattan.



12.- El colosal Palacio de la Cultura y la Ciencia

Se trata del edificio más alto y más emblemático de Varsovia. Fue erigido en 1955 por impulso de Iósif Stalin siendo un “regalo del pueblo soviético a los polacos”.

Me pareció un edificio colosal, una auténtica barbaridad. La torre, de 237 metros de altura, es otro de los puntos que has de ver sí o sí en tu visita a Varsovia. Conforme uno se va acercando, se empieza a procesar la grandiosidad de este edificio, mal que les pese a los polacos, emblema de su capital.



El Palacio de la Cultura y la Ciencia en una imagen donde se aprecia un poco mejor su grandiosidad, que sigue sin llegar a los talones a la que tiene en persona.




Todavía no me creo todo lo que pude hacer en estas ocho horas antes de coger el tren a Cracovia. Cómo pude, sin prisa pero sin pausa, ver todo lo que me había propuesto ver y un tanto más.

Varsovia es una de mis ciudades favoritas del mundo, una de esas que recomendaría con los ojos cerrados.




















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